Francis Bacon.

La prosperidad no existe sin temores ni disgustos, ni la adversidad sin consuelos y esperanzas.


Tener tranquilo el ánimo y alegre el humor a las horas de comer y de dormir, es uno de los preceptos cuya práctica contribuye más a prolongar la vida.


No hay soledad más triste que la de un hombre sin amigos, sin los cuales el mundo es un desierto, quien sea incapaz  de sentir amistad, tine más de bestia que de hombre.


No hay belleza sin algo extraño en sus proporciones.


Porque las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros.


El juez debe tener en la mano los libros de la ley y el entendimiento en el corazón.


El dinero es un buen sirviente, pero un pésimo maestro.


La duda: la escuela de la verdad.
Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se conforma en comenzar con dudas, llegará a terminar con certezas.


Un hombre joven en años puede ser viejo en horas si no ha perdido el tiempo.


La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena.


El requisito del éxito es la prontitud en las decisiones.


La discreción en las palabras vale más que la elocuencia.


Que vuestros discursos sean como las estrellas, que emiten poca luz porque se hallan a gran altura.