Los abogados, como el pan, son mejores cuando jóvenes y nuevos; y los médicos como el vino, cuando viejos.
Honra a los labradores, porque los que labran la tierra son el pueblo elegido por Dios.
Los médicos inoculan drogas que no conocen, en cuerpos que conocen menos aun.
La poesía no se vende porque la poesía no se vende.
Nadie puede añadir nada a un árbol ni a una flor.
Lo mismo sucede con una verdadera obra de arte.
La audacia es en los negocios lo primero, lo segundo y lo tercero.
Los periodistas, como las moscas, son más inoportunos que perniciosos.
La medicina es el arte de acompañar al sepulcro con palabras grirgas.
Yo no enseño a quien no se esfuerza en comprender.
Escribir bien es poseer al mismo tiempo inteligencia, alma y gusto.
El comercio es un arte; es la forma inferior, el primer grado del arte.
La filosofía es amor a la sabiduría.
El sabio comienza por hacer lo que quiere enseñar y después enseña.
La habilidad es la riqueza del pobre.
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.
Si amas lo que haces, nunca será un trabajo.
