Un barco se hundió en el mar
y con el, se hundió mi suegra,
por eso los calamares
tienen la tinta tan negra.
En el pinar hay un pino
que no lo suben los gatos,
pero lo sube mi suegra
sin quitarse los zapatos.
De mi suegra no habléis mal
porque la defiendo yo,
y si la queréis quemar
la leña la pongo yo.
No le temo a la tormenta
ni al temporal de Levante,
que viviendo con mi suegra
con eso tengo bastante.
Mi suegra nunca ha querido
un yerno si trabajar,
que le pregunte a la hija
cuando vamos al pajar.
A mi suegra la quiero
como a la uva,
colgada del techo
por la cintura.
Los enemigos del alma
unos dicen que son tres,
y yo digo que son cinco
con mi suegra y mi mujer.
Imagen: Asiento de suegra.