Todo
el que carece de educación, se asemeja a un cuerpo sin alma.
Hay
quien dice que existen tantas morales como individuos. Existen sin
embargo más, puesto que hay quien posee dos, una para él y otra
para el prójimo.
El
deshonor es una herida que cicatriza, pero que no desaparece jamás.
El
saber mucho no ha de ser para decirlo todo, sino para saber lo que se
ha de decir.
En
algunas asambleas deliberantes, lo mismo que en aritmética, los ceros
forman las decenas y las centenas.
Nadie
debe avergonzarse de preguntar lo que no sabe.
No hay
idolatra más insensato que el que se adora a si mismo.
No hay
cosa que, a la larga, canse más que no hacer nada.
Un
hombre puede pasar por sabio cuando busca la sabiduría; pero si cree
haberla encontrado es un necio.
El que
abandona a un semejante suyo que está en peligro, se hace cómplice
de la desgracia que le acontezca.
La
tiranía más dura, hijo mio, es la que te forzará a oír embustes,
errores, y a callarte.
El
himeneo* es un costal que contiene noventa y nueve víboras y una
anguila.
El que
prefiere hacerse temer a hacerse amar, debe temer a cuantos no le
amen.
Los
hombres de Estado invierten todo su talento en decir lo que es justo,
en hacer lo que les conviene, y en justificar lo que han hecho.
El
verdadero huérfano es el que no ha recibido educación.
Una
hermosa sin gracia es una rosa sin olor.
Quien
habla, siembra; quien escucha, coge.
La
cabeza del ignorante es una esponja seca.
*Boda, casamiento.