viernes, 4 de mayo de 2012

Enrique Jardiel Poncela


Al llevarse a casa una mujer, es como al llevarse un perrito, lo primero que hay que hacer es comprarle un collar.

Cuando las mujeres andan peor es cuando van mejor calzadas.

El espiritismo se inventó para que los médicos pudieran hablar con su clientela.

El que satisface sexualmente a una mujer es su dueño, el que no la satisface sexualmente es su esclavo.

Es más caro vestir a una mujer que desnudarla.

La mujer pierde su virginidad cuando quiere, y el hombre cuando puede.

La mujer y el libro que han de influir en una vida, llegan a las manos sin buscarlos.

Las mujeres, como los coches, cuando son viejos es cuando más se pintan.

Las mujeres, como las espadas, cuando más respeto inspiran es cuando están desnudas.

Las mujeres tienen las mismas costumbres de los salvajes: adornarse con plumas, colgarse aros de las orejas, pintarse la cara y vivir conquistando a los vecinos.

La música que más les extasía a las mujeres es la ejecutada con las trompas de Falopio.

Lo peor de la humanidad son los hombres y las mujeres.

Se llama experiencia a una cadena de errores.

Toda sociedad es un organismo podrido que se conserva gracias al hielo de la hipocresía.

Todo el mundo se suicidaría, si después de suicidarse se pudiera seguir viviendo.














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