viernes, 24 de agosto de 2012

¿Oiga, me podría decir...?


En un taxi: Oiga, ¿se puede fumar en el taxi?
No, señor.
Entonces, ¿para qué están los ceniceros?
Para los que no preguntan.

 En la estación de Renfe: Quería un billete para Madrid.
¿De qué clase?
De cartón. No me lo va a dar de cristal para que me corte.

En el autobús: Viajero: ¿A dónde va usted por esa ruta?
Conductor cabreado: ¡Al infierno!
Bueno, pues menos mal que traigo billete de ida y vuelta.

Turista viendo un cráter volcánico: Esto se parece al infierno.
El guía: ¡Es increíble! Estos turistas han estado en todas partes.

¿Va Vd. a menudo al dentista?
Más que a menudo voy a fuerza de empujones.

¿Qué pasó en la epidemia del año pasado en el pueblo?
Tuvimos suerte porque empezó por los niños porque si empieza por el ganado nos arruina a todo el pueblo.

Con una casa tan pequeña, ¿qué hacen cuando llega el frío invernal?
En invierno, todos a la misma habitación: gato, cerdo, perro, vaca, ...
¿Y el olor?
Ya se han acostumbrado los pobres animales.

¿Quién le gusta a Vd. más, los hombre machistas o los otros?
¿Qué otros?

¿Cómo se hizo Vd. domador de elefantes?
Bueno, yo empecé con pulgas, pero fui perdiendo vista.

Policía: ¿Qué haría tu madre si te viese aquí?
Prostituta: Me mataría. Esta es su esquina.

En el tren: Pasajero: Oiga, cuando el tren se pare, ¿por qué lado me tengo que bajar?
Revisor: Da igual, el tren se para por los dos lados.

Perdone, señora, ¿qué opina de la soledad?
Pues, a mí no me gusta meterme con la gente, pero creo que es una guarrona.

¿Cómo se hizo Vd. domador de elefantes?
En realidad empecé domando pulgas, pero fui perdiendo vista, y ...

¿Ha vivido Vd. en este pueblo toda su vida?
No, todavía no.

Perdone, ¿qué le ha pasado en la pierna?
Que me ha mordido un perro.
¿Se ha puesto algo?
Para qué, si le gustaba así.

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