miércoles, 25 de abril de 2012

Benjamin Franklin.


En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de los impuestos.

Ten tus ojos bien abiertos antes del matrimonio; y medio cerrados después de él.

El que compra lo superfluo, pronto tendrá que vender lo necesario.

La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla.

Si quieres conocer el valor del dinero, trata de pedirlo prestado.

Las leyes demasiado benignas rara vez son obedecidas; las demasiado severas, rara vez ejecutadas.

El que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre.

El cielo cura y el médico cobra los honorarios.

Por un clavo se perdió una herradura, por ésta un caballo, y por éste el jinete, que fue capturado y muerto por el enemigo.

Tres pueden guardar un secreto si dos de ellos están muertos.

El hombre es un animal que hace herramientas.

Donde se celebra matrimonio sin amor, habrá amor sin matrimonio.

Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y corrompido, escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas de escribirse.

Guárdate de los gastos menudos; una pequeña grieta puede hundir un barco.

Es contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es una crueldad dejarle seguir hablando.

Los locos dan festines y los cuerdos son los convidados.

El hombre débil teme la muerte; el desgraciado la llama; el valentón la provoca y el hombre sensato la espera.

Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz.

El hombre descontento no encuentra silla cómoda.

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