En
este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de
los impuestos.
Ten
tus ojos bien abiertos antes del matrimonio; y medio cerrados después
de él.
El
que compra lo superfluo, pronto tendrá que vender lo necesario.
La
pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla.
Si
quieres conocer el valor del dinero, trata de pedirlo prestado.
Las
leyes demasiado benignas rara vez son obedecidas; las demasiado
severas, rara vez ejecutadas.
El
que vive de esperanzas corre el riesgo de morirse de hambre.
El
cielo cura y el médico cobra los honorarios.
Por
un clavo se perdió una herradura, por ésta un caballo, y por éste
el jinete, que fue capturado y muerto por el enemigo.
Tres
pueden guardar un secreto si dos de ellos están muertos.
El
hombre es un animal que hace herramientas.
Donde
se celebra matrimonio sin amor, habrá amor sin matrimonio.
Si
no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y
corrompido, escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas de
escribirse.
Guárdate
de los gastos menudos; una pequeña grieta puede hundir un barco.
Es
contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es
una crueldad dejarle seguir hablando.
Los
locos dan festines y los cuerdos son los convidados.
El
hombre débil teme la muerte; el desgraciado la llama; el valentón
la provoca y el hombre sensato la espera.
Nunca
ha habido una buena guerra ni una mala paz.
El
hombre descontento no encuentra silla cómoda.
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