Hacer
negocios con calvos es descabellado.
Con
la verdad se va a todas partes, incluso a la cárcel.
Debo,
luego existo.
No
es lo mismo caer en los brazos de una mujer
que en sus manos.
Yo
voy al dentista a regañadientes.
Lo
malo de los parientes, es que son de la familia.
La
excepción confirma la regla, aunque la ausencia
de la regla confirma el embarazo.
Nadie
puede ser sensato con el estómago vacío.
Los
pobres pueden ser sinceros, pero es difícil imaginar
a los ricos sin ceros.
Ayudar
a ponerse el abrigo a otra persona no es
signo de servilismo sino de gentileza.
Claro que también
significa que debe hacer frío.
Un
país habrá llegado al máximo de su civismo,
cuando en él se puedan celebrar los
partidos
de fútbol sin árbitro.
Lo
bueno del trabajo en equipo, es que permite
echarle la culpa a otro.
El
que quiera conocer a un hipócrita no tiene más
que comprarse un espejo.
El
problema de los imbéciles no es más que un
problema sesual.
Si
los coches fueran tan lentos como la justicia,
otro gallo nos cantaría.
Desde
que se inventaron las escusas ya nadie queda
mal.
Si
el tonto no fuera al mercado, no se vendería
lo malo.
Un
país no alcanza su grado de madurez hasta
que sus ciudadanos saben a donde
va a parar su
dinero.
Cuanto
más inteligente es un hombre, con mayor
número de tontos ha de convivir.
Me
gusta el dinero porque me queda bien con
todo lo que me pongo.
Todo
el mundo tiene algo que ocultar, menos el
que lo tiene todo en Suiza.
Benditos
mis imitadores porque ellos heredarán
mis defectos.
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