jueves, 19 de abril de 2012

Confucio. (Selección)



Si no puedes gobernarte a ti mismo... ¿cómo sabrás gobernar a los demás?

Yo no enseño a quien no se esfuerza en comprender.

Nunca olvidéis, discípulos, que un gobierno opresor es más cruel que un tigre.

No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti.

Pensar dos veces ya es bastante.

El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede dormir por la tarde.

El silencio es el único amigo que jamás traiciona.

Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae.

El que domina su cólera domina a su peor enemigo.

Por muy lejos que vaya el espíritu, nunca irá más lejos que el corazón.

Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender es peligroso.

Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.

Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.

El que exige mucho de sí mismo y poco de los demás, estará libre de odio.

Difícilmente yerra un hombre por exceso de moderación.

Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.

En todos los ritos, la sencillez es mejor que la extravagancia.

Quien gobierna a un pueblo dando buen ejemplo se parece a la estrella polar, que permanece inmutable mientras los otros astros dan vueltas a su alrededor.

Estudiar equivale a pulir la piedra. A fuerza de cultivarla, se purifica el espíritu.

El hombre superior es cortés, pero no rastrero; el hombre vulgar es rastrero, pero no cortés.

Nunca hagas apuestas. Si sabes que has de ganar, eres un pícaro; y si no lo sabes, eres un tonto.

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